«No sé donde llegaré, pero sé que

este es el camino …»

Es curioso, pero hay veces que un NO, o una puerta que se cierra, se puede convertir en la mejor oportunidad o decisión de tu vida. Eso si, hay que ser un poco cabezota, insistente y sobre todo, creer en uno mismo.

Soy Maribel Martínez y soy esa cabezota insistente que un día decidió dejarse llevar por su instinto y sacar a la luz una pasión que siempre estuvo latente, pero que necesitaba un empujón para aflorar. Y esa pasión son mis obras. ¡Me siento tan orgullosa de ellas! Porque, en el fondo, son un reflejo de mí, de lo que siempre he llevado dentro, de cómo me siento, de cómo entiendo la vida, de cómo la vivo.

Hace unos 23 años decidí dar este paso. En esos momentos mi familia ya no me necesitaba a tiempo completo y de pronto, el reloj me regalaba horas para mi. Fue entonces cuando hice esa reflexión que todos deberíamos hacernos, al menos una vez en la vida. ¿Qué tengo pendiente? ¿Qué es lo que realmente me gusta y todavía no he podido hacer? No son preguntas fáciles, pero merecen la pena.

Yo sabia que podía crear, crear algo bello con mis manos. El arte siempre me había seducido, pero hasta ese momento no fui capaz de darle la mano. Y, entonces, lo hice.

Me matriculé en una escuela de arte y aunque fue una etapa complicada, aproveché las clases como si cada una de ellas fuera la última. Completé mi formación en talleres de artistas experimentados; estar cerca de grandes maestros me reafirmó con más fuerza el camino que había decidido emprender; pero sobre todo, descubrí una pasión: ¡LA ESCULTURA!

Gracias a los conocimientos adquiridos durante estas experiencias he conseguido realizar diferentes exposiciones individuales y colectivas, donde he podido presentar mis obras, obras que me han ayudado a expresarme, a sacar a la luz mis emociones, a redescubrirme, a disfrutar!!

No sé dónde llegaré, ni siquiera dónde quiero llegar, pero sé que este es el camino que he elegido. Compartirlo con vosotros lo hace todavía más especial.

Gracias.

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